Las inversiones en infraestructura tienen como objetivo proporcionar un marco óptimo a la sociedad a largo plazo.
Frecuentemente se trata de la infraestructura básica para la economía de un país o una región.
Pero también puede tratarse de proyectos de infraestructura técnica. Esta incluye, por ejemplo, la construcción o la conservación de la red de carreteras, puentes o rutas marítimas.
También el acceso al suministro de energía, la electricidad o el gas se garantiza en el marco de estos proyectos.